El psicólogo Nobel de Economía, Daniel Kahneman, basándose en sus años de estudio, opina que hacer caso a pronósticos de economistas, politólogos o asesores de bolsa es tan confiable como consultar a una pitonisa “leyendo” en unas imágenes surgidas del poso de un café lo que depara el futuro de unas acciones o una economía. Pero en los números digamos “gruesos”, y muy especialmente cuando se trata de plazos largos, los márgenes de error en el tiempo pueden oscilar en los +/- 10-15 años, lo que parece no ser grave cuando de futuros lejanos se habla.
Aquellos países que han venido experimentando desarrollo y crecimiento del PIB no volverán a estándares similares hasta dentro de 20 o 30 años. Ergo la crisis ya ha terminado. Sí, leyó bien: ya se acabó. Será tan larga la recesión que ya no es crisis (cambio) pues es “tan solo” una nueva realidad que durará muchos años.
Nadie que haya iniciado ya su vida económica y/o laboral se va a librar. Lo que le queda de vida útil será remar contra corriente. Para mal y para bien, porque la adversidad también tiene sus cosas buenas: nos aclimatamos o nos aclimorimos con ella. Con voluntad, sacamos nuestro lado más creativo con la presión que ella ejerce.
Tres consejos para la adversidad:
- Invierta en el desarrollo de las nuevas destrezas necesarias para el quipo y la compañía. Soft skills y habilidades digitales.
“Si crees que la formación es cara, prueba a no darla”
Henry Ford.
- Quédese con las personas cuyos talentos le harán falta Le hacen falta personas resilientes, con cultura del esfuerzo.
“Si crees que despedir es caro, prueba a no hacerlo”
S. Lujambio Rafols, parafraseando a Henry Ford
- Invierta en marketing y en ventas.
Cierto. Son las 3 primeras cosas que ha pensado Vd. en recortar. Y sin embargo sabe que no son gasto, son inversión. Lo sabe, solo le pido que no lo olvide. Y me voy a despachar con un cuarto consejo, gratis:
Invierta en Investigación y Desarrollo. No importa que el Estado no le ayude. Sepárese pronto de la competencia y de la que pronto será llamada “vieja economía”. El mundo cambió abruptamente. Ha tomado a los liderazgos por sorpresa, en estupor y confusión.
Aclimátese, no se aclimuera.
Interesante reflexión. Invertir en destrezas, en las personas adecuadas y en marketing y ventas. Esto es dar en el clavo.
Extraordinarios los comentarios de Sergio Lujambio, las empresas que han entrado en crisis, por muchos motivos, entre ellos el mas importante, la pandemia, deben y pueden reestructurarse basados en las condiciones actuales, lo que se viene a llamar la nueva normalidad. Los planes de negocio, los presupuestos, las actuaciones en función de los indicadores empresariales, ya no son validos, ahora se necesita elaborar soluciones de contingencia, las cuales en función de las debilidades de la empresa, deben de aportar unas acciones, a corto plazo, que les permita seguir adelante, afrontando la situación actual.